Quien no ha tenido un día de esos en los que prefieres no "vivir", encerrarte en tu cuarto para no salir, acurrucarte en una manta en la cama y dormir y dormir y dormir....hasta que los ojos estén tan hinchados que no puedas ni abrirlos.
¿Que nos ocurre? ¿Que es esa sensación que nos supera de esa manera? en el deporte como en la vida misma, la respuesta a esas preguntas pueden ser muy variadas.
Imaginemos un caso, imaginemos un deportista, del deporte y modalidad que sea, un día después de una larga carrera como profesional decide cambiar completamente su trayectoria profesional, decide cambiar totalmente de vida y dedicarse a otras cosas. Planifica concienzudamente como va a ser su futuro, empieza a formarse en algo que para nada tiene que ver con el mundo del deporte, su vida empieza a cambiar, se siente más vivo!! Su relación sentimental con la mujer que ha compartido casi toda su vida
ya no es sólida, no lo apoya y después de mucho dialogo, discusiones y pensamientos decide divorciarse. Empieza una nueva vida por separado con sus dos hijos. Vive de lo que le ha podido dejar la separación y su antigua profesión. Un día conoce a una persona del entorno de su nueva "profesión"y se enamoran. Esa persona no es de la región donde reside nuestro personaje, pero es tal el amor que se procesan que después de poco tiempo de relación deciden vivir juntos. La situación no es sencilla puesto que esa nueva persona también tiene un pasado y unos hijos, pero a nuestro personaje eso no le importa, el amor que ha ido creciendo dentro de él supera cualquier adversidad, como cuando se encontraba ante una prueba deportiva y sabia que iba a superarla. Deciden "luchar" por traer a los hijos de su nueva pareja a vivir con ellos y después de un desembolso importante de dinero producido por esa "lucha" conviven los 6 en un piso de alquiler.
Después de pocos meses la situación empieza a ponerse complicada, la nueva profesión de nuestro ex deportista no da sus frutos, los ingresos que se preveía de la venta de alguna
