Cuando nacemos ya tenemos carácter, lo demostramos en el llanto, poco a poco vamos creciendo y cada vez más se nos va vislumbrando por donde va a ir nuestra manera de ver la vida. La infancia es la época en la que comenzamos a dar forma a nuestro carácter, empezamos a crearnos esas "capas de cebolla" que encubrirán la realidad de nuestro ser.
Como entrenador de fútbol tuve la oportunidad de dirigir a un equipo de niños de edades comprendidas entre 10 y 11 años, fue sorprendente!! Al poco que los vas conociendo y vas viendo su rol dentro del equipo, que es el rol que adoptamos en la vida, vas observando los diferentes caracteres que se están gestando en un equipo de 14 niños.
Esta el "triunfador", el niño que por sus características físicas y técnicas sobresale con respecto al resto, tiene un buen chute, velocidad y técnica, aptitudes que
a esas edades destacan considerablemente. Pero por otro lado arrogante, nada considerado con el resto de compañeros, cualquier entrenador podría decir que su competitividad hace que tenga ese carácter....cierto....hasta cierto punto, el carácter triunfador, elitista e incluso el "ansia" por querer sobresalir por encima de sus compañeros son las capas que este niño se está forjando para encubrir su verdadero estado....la vergüenza.
Por otro lado tenemos al niño "quejica" o "melancólico", aquel que pese a tener buenas características técnicas y físicas siempre esta reclamando la atención y el reconocimiento de lo que hace, precisa de la constante aprobación de lo bien que hace las cosas y no acepta una crítica comportándose de una forma incomprendida y de una forma tragico-melancólica....debajo de todas estas capas esta ....la envidia.
Paradójicamente observas com cuando en un partido en el que todo va sobre ruedas, el equipo juega bien, el resultado y los goles son muy favorables todas estas actitudes se camuflan en una aura de bienestar, compañerismo y jubilo....todo lo contrario cuando el encuentro es totalmente al revés, en los momentos difíciles solo el triunfador intentará alcanzar el éxito, el quejica acabará hundiéndose ...es por ello que en un equipo de niños, dependerá del número de triunfadores y de melancólicos que tengamos el trabajo como entrenador emocional será más arduo o más liviano.
El conocimiento del carácter de los componentes de un equipo es fundamental para el desarrollo y evolución del mismo como equipo y como individuos. Lo primero que hay que tener en cuenta es adaptar el niño al puesto donde dará mejor resultado, no tan solo por sus características técnicas o físicas sino por el tipo de carácter de cada niño.
Por ejemplo, si en un equipo de fútbol 7 tenemos una plantilla de 12 jugadores, de los cuales tenemos 3 niños del tipo triunfador, 2 del tipo melancólico, 3 del tipo "jefe", 2 del tipo "perfeccionista" y 2 del tipo "entusiasta" deberíamos configurar la alineación titular colocando a un entusiasta en la portería (por su afán de actividad, de hacer cosas y de arriesgarse), combinar en defensa a un "jefe"(por su contundencia y dureza) y a un melancólico ( por su agresividad en los momentos de presión), en el medio a un perfeccionista (para dirigir el equipo de una forma correcta y perfecta), y como delanteros podemos combinar a un triunfador (por el afán de superación y de protagonismo), un perfeccionista y un jefe.
Solamente el entrenador y sus conocimientos en el aspecto emocional facilitarán que la consecución de los objetivos del equipo sea favorable o no.
THST©
Félix Carnero
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