Uno de los problemas que me he encontrado, y me sigo encontrando, en estos años de entrenar a niños es la "falsa motivación". ¿Qué es la "falsa motivación"? Bien, es un termino que yo achaco a aquellos animosos padres, abuelos, tíos, hermanos, etc que con sus consejos pretende animar a los niños y no se dan cuenta que lo único que hacen es condicionarlos.
¿Que quiere decir condicionarlos? Los niños a edades tempranas lo único en que se fijan es en aquellas personas que admiran, normalmente son los padres, después los familiares y finalmente los entrenadores o aquellos deportistas de élite que ven por la televisión o en los terrenos de juego, todo lo que digan o hagan cualquiera de estos protagonistas es influencia sobre los niños. Es por ese motivo que es muy importante saber que es lo que se dice a un nuevo deportista. Como comentaba en mi anterior articulo, la observación es la mejor herramienta.
Cuando voy por los terrenos de juego, pabellones deportivos o cualquier lugar donde se realice una práctica deportiva no me es muy difícil observar a los padres, abuelos y familiares y su manera de "animar" al joven deportista. Inevitablemente observo como los niños a esos "ánimos" reaccionan de diferentes formas. Algunos despistándose del juego otros escuchando más a esos fans incondicionales que al propio entrenador y otros incluso lloran.
Voy a contar un caso que me ocurrió en un entrenamiento. E es el portero de uno de los equipos del club donde yo entreno, tiene 9 años pero esta alto para su edad. En un entrenamiento, en donde el niño estaba muy centrado con los compañeros, llegó el momento del partidillo de cierre del entrenamiento, en la banda estaba su abuelo, antiguo directivo del club y ex jugador del mismo, además también de portero. En un lance del partidillo un compañero que jugaba en el equipo contrario se fue solo de cara a portería, E realizo una salida "motivado" por su abuelo que se encontraba detrás de la portería, el compañero que jugaba en el equipo contrario puso el pie y colisión con el pie de E. Curiosamente E no es un niño de los que lloran fácilmente pero en este caso si lo hizo, no transcurrió ni 10 segundos y el abuelo ya estaba dentro del campo diciendo el daño que le había hecho el compañero y acusando de que había dejado el pie. Eso "animó" a E a llorar con más intensidad. Yo como quiromasajista deportivo y entrenador en ese momento me acerqué a observarlo, le inspeccioné el pie y aparentemente no tenia nada, simplemente había sido la colisión con el pie del compañero, pero el abuelo seguía ahí dándole consejos de lo que tenia que hacer con el pie, diciendo algo que ha sido una costumbre entre los futbolistas y es que "pisara fuerte"…..pisar fuerte!!!!????!!!! Por Dios!!! el pisar fuerte solo puede provocar que si hay un ligamento "tocado" acabe de romperse del todo agravando una posible lesión que en un principio solo podría ser leve, pero el abuelo ignoraba mis consejos. E seguía llorando hasta que lo cogí a parte y le dije: "no tienes nada, solamente es el golpe, tranquilízate, a que estas mejor" a lo que E asintió con la cabeza y después con su voz. Se fue recuperando pero desde la banda su madre me llamó la atención para decirme que lo cambiara porque le dolía el pie, miré a E y le dije "todo bien?" y E asintió con la cabeza me giré a la madre y le dije que no le pasaba nada, que estaba bien. No creo que le sentara muy bien, ni a ella ni al abuelo.
Posteriormente al finalizar el partido hicimos una tanda de penaltis, E paró muchos y otros no, pero en uno de esos que paró en el rechace el compañero con rabia por haber fallado volvió a chutar, el balón le dio en el costado a E y le hizo daño, con lo que volvió a llorar….y otra vez el abuelo en el campo…no era nada, simplemente que E había relajado el cuerpo porque no pensaba que su compañero volvería a chufar y le pillo en "vacío". Volví a hablar con él y proseguimos con los chutes un rato más. E paró de llorar por supuesto pero tanto su abuelo como su madre seguían farfullando sobre el estado de E.
Al finalizar el entrenamiento E se marchó sin ducharse, lo que evitó que le mirara el pie como era mi intención. E vino a jugar el sábado sin ningún problema.
En el partido del sábado E, estuvo todo el rato "asesorado" por su abuelo lo que le llevó a encajar un gol en la ultima parte del partido cuando su portería estaba a cero y el equipo ganaba por un considerable número de goles.
Los niños son esponjas que absorben todo lo que les llega, sea de la fuente que sea y todavía no tienen la capacidad de discernir entre lo que le es bueno y lo que no para él. Siempre le digo lo mismo a los niños, en un entrenamiento y más en un partido han de escuchar los consejos de los entrenadores puesto que ellos saben como se encuentran en cada momento, lo que han de hacer y como motivarlos para sacar el máximo rendimiento y bienestar del niño. La motivación de los niños no se basa en gritarles desde la banda o en decirles como han de chutar o en que momento entrar, sino ver que en ciertos momentos un "muy bien, lo estas haciendo genial" ayuda más que cualquier apunte técnico o grito desesperado.
No somos perfectos, lo se, y hay momentos en que la tensión, los nervios y el querer participar del juego por querer que los niños ganen el partido hace que perdamos el control, es normal, pero siempre rápidamente hay que volver al "centro emocional" que se precisa para no afectar (aunque pensemos que es motivar) al niño.
A veces hay que tener en cuenta uno de mis lemas:
"El éxito no está en vencer siempre sino en no desanimarse nunca"
Félix Carnero
Técnico en Coaching y Psicología del Deporte
Training Specialist